Hay muchos trabajos donde la jornada se desarrolla frente a pantallas digitales durante horas. Si a esto le añadimos que parpadeamos menos cuanta mayor sea nuestra atención al ordenador, podemos notar al final del día una sequedad ocular. Los ojos secos son consecuencia de una lubricación insuficiente, una condición ciertamente molesta e incómoda. Todo ello acarrea una serie de síntomas nada agradables que pueden combatirse con una buena hidratación. ¡Sigue leyendo y descubre cómo vencer la sequedad gracias a este post!

¿Qué síntomas te advertirán de la sequedad ocular?

La sequedad ocular puede ser causada por factores médicos y ambientales. Por lo general, suele ser por falta de lágrimas. No por aquellas consecuentes del llanto, sino las que son producidas por las glándulas lacrimales, cuyo propósito es mantener suave la superficie de nuestros ojos y protegerlos de una infección. Aunque parezca extraño, las personas que padecen este tipo de síndrome tienden a tener los ojos llorosos. Lo que viene a ser una respuesta del órgano a la irritación causada por esta afección.

Un aumento en la evaporación de las lágrimas o algún tipo de desequilibrio en su composición también pueden conducir a este problema. Todo ello acarrea que no puedas mantener los ojos abiertos por mucho tiempo o incomodidad en los mismos después de realizar una actividad donde haya que mantener una larga concentración. Entre los principales síntomas encontraremos:

  • Sensación de escozor, ardor o de tener algo en los ojos.
  • Mucosidad espesa en los ojos o alrededor de ellos.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Enrojecimiento.
  • Dificultad para usar lentes de contacto.
  • Problemas para la conducción nocturna.
  • Lagrimeo excesivo.
  • Visión borrosa u ojos cansados.

Afortunadamente, existen muchos tratamientos para mantener unos niveles de hidratación óptimos. Uno de los más extendidos es la aplicación de colirios. Si cuentas con una sequedad crónica, la aplicación de gotas artificiales durante el día puede resultarte de ayuda. Ten en cuenta que nuestras lágrimas no solo están compuestas de agua, también contienen otros ingredientes para lubricar el ojo y mantenerlo protegido. No creas que echándote agua en la cara lo solucionarás, no tendrás ningún beneficio.

Otro remedio es la utilización de pomadas u otros medicamentos. Si necesitas un poco de ayuda para que las lágrimas empiecen a fluir, existen algunos fármacos con receta que pueden serte de gran ayuda. Consulta con un profesional de la visión antes de adquirirlos.

Por tu parte, evita exponerte a corrientes de aire que favorezcan la evaporación de la lágrima y evita la sequedad ambiental mediante el uso de humidificadores. Fuerza el parpadeo varias veces al día y protégete del polvo doméstico, el humo del tabaco y los disolventes.

En cualquier caso, lo más importante es acudir periódicamente a la consulta de profesionales, ya que la detección y el tratamiento precoz de este síndrome resultan esenciales para la prevención del daño ocular.