Considera seriamente la adquisición de unas lentes polarizadas. Este tipo de lente, debido a su construcción, proporciona mejor contraste y definición y una mayor comodidad, ya que elimina la luz reflejada y evita el deslumbramiento. Pide una demostración.
Otro tipo de lente especialmente práctica es la lente fotocromática. Este tipo de lente se oscurece cuando se expone al sol y se aclara cuando está a la sombra. El color de la lente se ajusta automáticamente a la luz que detecta. Así, tu gafa de sol siempre tendrá el color adecuado. Es la opción ideal si pretendes utilizarlas todo el año o si las vas a utilizar en zonas en las que las condiciones de luz puedan variar bruscamente, como por ejemplo, en la montaña.
Tamaño, forma y ajuste adecuado: Es hora de decidir fijarnos en la forma y tamaño de las gafas: las más amplias y más curvadas ofrecen una mayor protección contra la luz que nos llega reflejada y por los costados. Es el momento de observar si se ajustan bien en la zona nasal, ya que es aquí donde descansa el peso de la gafa mientras la llevamos puesta. También hay que fijarse en el grado de cobertura, si nuestras pestañas rozan las lentes o si la gafa apoya en nuestra mejilla (no debería), y en todos los pequeños detalles que redundan en nuestra comodidad.
Es el momento de elegir el color de las lentes de sol. La elección del color de la lente es muy subjetivo y no hay nada como probarlas en las condiciones más cercanas a las que luego las vayamos a utilizar, para poder valorar si preferimos un color u otro.