La tonometría es el nombre de la prueba que mide la presión intraocular, una parte común e importante de un examen ocular rutinario. Se realiza con la intención de detectar precozmente la presencia de algún tipo de glaucoma, enfermedad que surge cuando los niveles de presión ocular son mayores de lo normal.

¿Qué tipos de tonometrías existen?

En principio, es recomendable que a los adultos, durante sus exámenes regulares, se les evalúe la tensión ocular. Desde la Asociación Americana de Optometría (AOA) sugieren que desde los 18 a los 60 el examen ocular se debe realizar cada dos años, a no ser que tenga algún problema de la vista que requiera una revisión más frecuente. A partir de los 61 se recomienda que ese examen se realice anualmente. En los niños, se recomienda que se controle el estado de los ojos desde el nacimiento, y en lo referente a la tensión ocular, después con una frecuencia de dos años. Aunque parezca sorprendente los niños también pueden padecer glaucoma.

Existen diferentes tipos de tonometrías que se adaptan a las características de los pacientes y la exactitud que se requiere de la prueba. La más habitual es la de sin contacto, cuya utilización es más sencilla, y puede ser aplicada en niños. Cuando se obtiene algún resultado anormal es cuando se opta por utilizar otros tipos.

  • Tonometría por aplanamiento: Suele ser de la más utilizada por los oftalmólogos. Es el método más fiable para determinar con exactitud la presión exacta en caso de sospechar la presencia de glaucoma. El procedimiento se realiza aplicando una gota anestesia local y un compuesto denominado fuoresceína que tiñe la lágrima del paciente de color amarillo. Posteriormente el paciente coloca su cabeza en una mentonera y el facultativo acerca el biomicroscopio a la parte frontal del ojo para realizar la medición.
  • Tonometría por rebote: Es una técnica relativamente nueva. Consiste en una sonda que rebota sobre la córnea. Se evita el uso de gotas anestésicas. Es un proceso más rápido y aplicable también en niños.
  • Tonometría sin contacto: Es el examen ocular más común. Es a menudo conocido como la prueba del ‘soplo de aire’. Consiste en que el aire se dirige a la córnea y el dispositivo, con luces infrarrojas, lee la presión ocular. Es un examen muy conveniente, rápido y apto para los niños. Si se observa una presión elevada, es mejor volver a examinar la presión a través de una tonometría de aplanamiento, ya que se conseguirá un resultado más exacto.

Este tipo de exámenes son rápidos, seguros y ayudan en el diagnóstico precoz del glaucoma, enfermedad que, sin provocar síntomas hasta que está en estadios avanzados, padece hasta un 2% de la población mayor de 40 años en España.