Hoy en día nos parece sencillo acudir a un centro óptico cuando tenemos problemas de visión y disponer de un amplio abanico de posibilidades para solucionarlo. Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez cómo fueron los inicios de la óptica?
Los primeros registros que se conocen del uso de lentes, fue en la antigua Roma. Se atribuye al emperador romano, Nerón, la utilización de una esmeralda tallada en forma de luna cóncava, que le permitía corregir su miopía y así disfrutar de las peleas de gladiadores.
Ya en la Edad Media, el científico Andalusí Abbás Ibn Firnás, descubrió la manera de tallar cristal, lo que le permitió crear las “piedras de lectura” y allanó el camino para el posterior invento que cambió la forma de ver el mundo para muchos personas.
Antiguamente, las personas más afectadas por los problemas de visión eran aquellos que se dedicaban a trabajos de gran precisión o intelectuales, como los monjes. Estos pasaban largas horas del día leyendo y escribiendo manuscritos que contenían y transmitían el saber de la humanidad. Por ello, no resulta extraño que fuese un monje franciscano el artífice de tan importante invento, las gafas, a principios del siglo XIV. Alessandro della Spina, de la ciudad de Pisa, fabricó sus primeras gafas, lo que cambió la calidad de vida de los monjes de más edad con problemas de visión.
Las primeras gafas consistían en dos lentes montadas en unos círculos fabricados en madera o asta, unidas con un remache, para ser colocadas sobre la nariz y solucionar problemas de visión de cerca. No fue hasta un siglo más tarde, cuando se fabricaron las gafas para corregir una mala visión de lejos. Su uso se extendió entre personas más jóvenes e hizo necesario un diseño más cómodo y seguro al ser utilizadas de manera continua.
Hubo propuestas de todo tipo como gorros en los que las gafas colgaban de unos alambres, bandas de cuero en torno a la cabeza para sujetarlas, pero el actual sistema de varillas tuvo que esperar hasta el siglo XVIII. La producción industrial también consiguió abaratar el coste y mejorar su calidad, pudiendo ser mejor adaptadas a las necesidades de los usuarios.
Hoy en día existen multitud de diseños, materiales y soluciones visuales personalizadas al alcance de cualquiera. ¿Te imaginas ahora vivir sin gafas? A nosotros ni se nos pasa por la cabeza.
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