Millones de niños en el mundo necesitan de gafas ya sea por una miopía u otros problemas de visión. Son necesarias para aquellos que no ven normalmente se puedan desenvolver bien y relacionarse de manera apropiada con el entorno. Y aquí llega el dilema, ya que todo lo que rodea a la infancia es diversión y aventuras entre amigos. Además de la despreocupación característica de esta edad. Por ello, hay que enseñarles a los más peques el valor de sus gafas y cómo cuidarlas. ¡En este post te descubrimos los mejores consejos para esta misión!

Qué debes hacer para lograr ese cuidado

Es importante iniciar el proceso de entrenamiento para el cuidado de gafas con sencillos trucos sobre cómo quitárselas y ponérselas. Practica con ellos durante este paso. Lo ideal es que tu hijo se las quite siempre con las dos manos. Aunque la mayoría de estos objetos están hechos con materiales flexibles, su uso incorrecto a la hora de colocarlos a la larga puede hacer que se rompan o deterioren.

Haz que aprenda a colocarlas siempre desde arriba. Si lo hace desde abajo, puede rallarlas y provocar que queden más inestables. Evidentemente, aconséjale que evite el contacto de los cristales de las gafas con cualquier superficie que pueda dañarlas. En la actualidad, los modelos son más resistentes, pero es importante que le hables al niño sobre la fragilidad de las mismas ante golpes bruscos.

Otro de los factores a tener en cuenta viene relacionado con la temperatura. Dejar las gafas al sol durante un tiempo prolongado puede hacer que pierdan su forma original. Aquí es donde tiene mucha importancia la utilización de una funda. ¡Enséñale que con ella siempre mantendrá protegidos los cristales!

Finalmente, la higiene. Tan importante como la colocación de las monturas es la limpieza de las gafas. Lo idóneo es que utilices agua y jabón neutro para conseguir un acabado completo. Para el día a día, lo mejor es que te decantes por un paño de microfibra. ¡Ojo al dato! Recuérdale que no se puede limpiar las gafas con cualquier tipo de prenda, ya que existen tejidos que rallan la superficie. Como consejo, indícale que las agarre de manera firme por la montura cuando esté limpiándolas, así evitarás que se caigan.

Por lo general, no es necesario, pero con las cabecitas que tienen no viene mal recordarles a los peques que se quiten las gafas a la hora de practicar deporte, ir a la piscina o tumbarse a leer en el sofá o la cama. Sigue estos pequeños consejos y conseguirás, al menos, prolongar considerablemente las posibilidades de rotura.