En principio, lentillas y niños son dos elementos que no parecen encajar demasiado. Sin embargo, lo cierto es que dependiendo del carácter del niño se puede volver una opción factible. Algunos pequeños, sobre todo al alcanzar la pre-adolescencia, presentan problemas a la hora de utilizar gafas, especialmente por cuestiones estéticas. Hecho que hace replantarse a los padres la posibilidad de recurrir a las lentes de contacto. Pero, ¿cómo saber si tu hijo está preparado para su correcto uso? ¡Sigue leyendo y descubre cuáles son los requisitos!
¿Cómo saber si están preparados para esa responsabilidad?
El uso de lentes de contacto no es una cuestión de edad, sino de disciplina y personalidad. Puedes encontrar todo tipo de situaciones, desde niños pequeños que están perfectamente preparados para usarlas como algunos adolescentes que no deben llevarlas nunca. Anatómicamente, los ojos pueden tolerar las lentillas desde una edad muy temprana (entre los seis y ocho años). Incluso hay bebés que llevan lentillas debido a que padecen cataratas congénitas u otras afecciones oculares. Cada persona es un mundo, por lo que te exponemos cinco signos que indican la aprobación:
Es una decisión de tu hijo. Puede parecer una obviedad, pero si no le gusta llevar gafas, se sentirá mucho más motivado para cuidar bien de sus lentes de contacto. El deseo de llevar lentillas debe nacer del niño y de nadie más.
Máxima responsabilidad. Qué te vamos a contar, aquellos niños que demuestran signos de madurez en todos o algunos aspectos de su vida suelen ser buenos candidatos para usar lentes de contacto. Aunque, para esos que son más despistados, la utilización de lentillas puede ayudarles a asumir ese valor de responsabilidad. Así aprenderán que, si no siguen las instrucciones del profesional y de sus padres, tendrán que dejar de usarlas.
Es un chico limpio. Si notas durante la realización de diferentes tareas que cumple fácilmente con los hábitos de higiene, las lentes de contacto pueden ser una buena idea. Este viene a ser el punto más importante, ya que un incorrecto cuidado de las mismas puede provocar una infección ocular.
Cuida de sus gafas. Son elementos caros y delicados, por lo que los niños hacen un esfuerzo digno de recompensa al cuidarlas. No las pierde en ningún sitio y previene accidentes, un gran indicativo.
Practica algún deporte. Evidentemente, las lentillas son perfectas para aquellos niños que adoran el deporte. Además, se abrirá todo un abanico de posibilidades para esos que aún no lo practican. Con ellas podrán disfrutar de una visión mejor y un mayor campo visual sin preocuparse porque se les caigan o se les clave algún cristal.
Una elección ideal si no quieres arriesgar es la de utilizar lentillas desechables diarias, así prescindirás de regímenes de limpieza. Sin embargo, si cumple con los requisitos anteriores, puedes confiar ciegamente en él.