Llevar lentillas y cuidarlas de forma que nuestros ojos y nuestra visión se mantengan en perfecto estado requiere más trabajo que usar gafas. Tu hijo te pregunta constantemente por las lentes de contacto y se niega a ponerse otra cosa. Y, claro, tú te haces la pregunta del millón: ¿estará en la edad adecuada para que empiece a utilizarlas? Algunos estudios apuntan que a partir de 8 años ya son capaces de usar correctamente lentillas. Sin embargo, es importante tener en cuenta la madurez de cada niño, pues su grado de responsabilidad es muy significativo. ¡Sigue leyendo y descubre si es el momento ideal para tu hijo!
¿Cómo saber si está preparado para usarlas?
Esa pregunta revolotea en tu cabeza más de lo debido. Si te cuestionas dicha posibilidad, piensa en cómo tu hijo se maneja en el resto de tareas. Por ejemplo, es muy importante que asuma la responsabilidad de lavarse las manos antes de ponerse o quitarse las lentillas. Para hacerte una idea sobre si mantendría estos niveles de higiene, comprueba que realice estas acciones antes y después de cada comida, actividad, etc. Aunque la mejor manera de tomar una decisión formal es contactar con un profesional de la visión.
¿Qué clase de lentillas son las más recomendables?
Los expertos recomiendan lentes de contacto diarias desechables para los más pequeños. De esta forma, cada día podrán usar unas lentillas nuevas. Evitarás que se preocupen por su limpieza y te ahorrarás algo de estrés. Además, por todos es sabido la despreocupación que se vive durante esta edad, por lo que no habrá problemas si las pierden o las rompen. Algo ideal es que aprendan a ponérselas y quitárselas por ellos mismos, aunque es conveniente que tú también sepas hacerlo.
¿Qué ventajas ofrecen frente a las gafas?
Cuestiones estéticas. Es la ventaja más visible, nunca mejor dicho, aunque no debe de ser un condicionante exclusivo para decidir que un niño las utilice. De cualquier manera, sí que es un aspecto a considerar, ya que puede hacer que tu hijo se sienta mejor con su apariencia personal. ¡Su autoestima es muy importante!
Adiós a la rotura y pérdida de gafas. Efectivamente, cuentas con una despreocupación menos. Evitarás eso de estar reponiéndolas con el consiguiente gasto y el inconveniente de prescindir de ellas mientras tanto.
Mayor experiencia visual. Las lentes de contacto no se ensucian, no se empañan con los cambios de temperatura y ofrecen mayor rango de visión.
El uso de lentillas para niños no supone mayor riesgo que para los adultos. Por ello, no hay una edad mínima establecida, ya que todo depende de la personalidad del menor. Completa esta información con tu óptico y consigue el mayor beneficio para tu pequeño.